Hendida mi
mirada,
se posa,
algo desorbitada,
en tus ojos,
duros,
quietos.
Hay algo
extraño en tus ojos vivos,
están algo
muertos, no respiran,
son fosos
fétidos,
baúl de
niños como dormidos,
son de un
verde hediondo,
un verde
vacío.
Quedo
extático, enredado.
Durmiendo,
veo, un feto fétido,
como un
retoño verde, fagocitado.
Está
consumido por la pupila iridiscente
que
escudriña al inconsciente:
pequeño
muerto palpitante,
pequeña
ventana a la tierra baldía.
Se retuerce
en silencio
el niño que
no nació
el feto que
no murió,
pero largos
minutos te miro
y tus ojos
no se cierran,
se inunda de
sangre el feto triste.
Son tus ojos
pequeñas cunas-tumbas,
camposanto
de fetos enterrados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario